12 de octubre de 2014

El encuentro de la rama con su raíz



lunes, 06 de octubre de 2014


Diario de Burgos



Ribera

El encuentro de la rama con su raíz

Mirta Clarisa Ortega recogió una muestra de tierra de la vega de La Sequera para llevársela a su hermana Beatriz I.M.L. / La Sequera de Haza - lunes, 06 de octubre de 2014

La hija menor de Atilano Ortega Sanz protagoniza el homenaje de los sequeranos a su padre • Se llevó tierra como recuerdo del acto

Las calles sequeranas respiraron ayer aires argentinos. Todos los vecinos, y algunos descendientes de La Sequera de Haza congregados allí, recibieron a la hija menor de Atilano Ortega Sanz, un vecino ilustre del que hasta hace unos meses no conocían ni siquiera su existencia ni la importancia de su figura en Argentina y que ahora ha pasado a formar parte de su historia, para poder presumir de él.

En un salón de plenos del Ayuntamiento lleno a rebosar, niños, mayores y ancianos escucharon con atención y emocionados el relato de su invitada, Mirta Clarisa Ortega, que venía a relatarles quién fue su papá y lo que para ella suponía pisar estas tierras. «Cuando vi el cartel que decía ‘La Sequera de Haza’ creí que estaba soñando, no lo podía creer el que estaba acá», confesaba.

Con ella traía poemas de su padre, de los pocos textos que se conservan de su ingente obra teatral, que leyó emocionada, fotografías que les mostró y explicó con detalle y una placa, que aún no tiene un lugar asignado, y que venía de ser bendecida por el Papa Francisco en El Vaticano. La propia Mirta afirmaba que estar en el pueblo natal de su padre era «mucho más fuerte que la audiencia con el Papa, al que hemos conocido cuando era un sacerdote. Para mí el Papa es como alguien conocido de siempre pero esto para mí es lo más».

Tras el acto más o menos formal, en las conversaciones con los vecinos Mirta descubrió dónde estaba la escuela donde sus abuelos daban clase en La Sequera, un edificio lindero con el Ayuntamiento que ahora es un lagar pero que conserva una elevada puerta de entrada a la que se accedía por una escalera de piedra. También recorrió las calles sequeranas y llegó hasta la que aparece en el partida de nacimiento de su padre, la calle San Lorenzo, y entró en la que pudo ser la casa de sus abuelos, donde nació Atilano. «Mi hermana Beatriz me decía que no hay nada más valioso que encontrar las raíces y vos, después de una gran lucha, está encontrando tus raíces. Es lo que se siente, que eras una ramita en el aire y ahora, de pronto, tienes un origen y sabes de dónde vinieron tus padres y tus abuelos», aseguraba muy emocionada Mirta Clarisa. Además de los recuerdos, ella quiso llevarse tierra sequerana, en la que poder seguir afianzando estas raíces recién encontradas.